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Entrevista a Fernando Casanova, corredor de obstáculos

Fernando Casanova

Para Fernando Casanova, la mejor forma de sentir libertad total es mediante el esfuerzo extremo. Afirma que sólo ahí quedan atrás todas las dudas y pretextos.

Una carrera extrema con obstáculos suena como un verdadero infierno. Y según Fernando Casanova lo es. A eso se dedica y todavía la sufre. En estos días en los que correr sin duda es algo que mucha gente está dispuesta a hacer, ¿cuántos se aventarían al lodo, cruzar de un lado a otro por un tubo en lo alto, subir bardas y, después de quedarte sin aliento o sin fuerzas, darte cuenta de que todavía sigues en el inicio de la carrera? Más aún, ¿cuántos estarían dispuestos a hacerlo súper temprano en la madrugada, en pleno frío, con el dolor de huesos por estar mojado a tan tempranas horas? La verdad, según Fer, son más de los que nos imaginamos.

Las carreras extremas con obstáculos como la Spartan Race o la famosa Death Race, se han vuelto el pasatiempo de muchos en un mundo donde la mayoría está esclavizado por la rutina urbana. Hay un hambre por conectar con la naturaleza, pero de una forma más viva, más brutal, más pura. Fer lo ha visto todo: jóvenes, gente sin condición física, veteranos de guerra y gente de la tercera edad. Todos buscan romper en pedazos las cadenas mentales. Según Casanova, vale toda la pena del mundo y cualquiera puede hacerlo.

The Red Bulletin: Una y otra vez nos preguntamos qué pasa por la cabeza por la gente que está ahí, a pie de cañón, lista para pasar horas de esfuerzo físico. ¿Cómo diablos le haces para someterte a estas locuras deportivas?

Fernando Casanova: Si pones tu cabeza en el lugar correcto, puedes hacer cosas que no tenías pensado hacer, puedes llevar al cuerpo a hacer cosas que ni si quiera te imaginabas. La flojera de hacer algo, por mínima que sea la tarea, en la casa, oficina, el ordenar algo, al final es sólo una decisión. O lo haces o no.

Pero, ¿acaso tienes una mente que no se resiste para nada?
En una competencia extrema, como la Death Race, cada vez que me paro en la línea de salida digo: “carajo, que hago aquí otra vez”. Ya sabes que vas a cansarte, a sentirte agotado, a acalambrarte, a pasarla a veces muy mal… Pero ahí estás parado y en el momento de la competencia, todos esos pensamientos se te olvidan y tienes que enfocarte en lo que estás haciendo. Ya estás en la línea de salida. No hay vuelta de hoja.

Entonces compartes el problema de todos. Pasar de ese momento en el que no has tomado la decisión, a aventarte.
Se trata de empezar. La verdad, algo que detesto en este tipo de carreras es ser de los que están al frente y ser líder de carrera, porque para pasar por todo el proceso de registro te piden que estés una hora y media antes. Entonces, si la carrera empieza a las 7AM, pues tengo que estar a las 5:30AM ahí. Tengo que pararme a las 4AM para prepararme, y la verdad es que es muy difícil. Me ha tocado competencias que estamos debajo de los cero grados y estoy muerto de frío, preguntándome qué diablos hago aquí. Me pongo de malas. Te tienen parado mucho tiempo en la fila para firmar la carta responsiva, o para recibir tu número.

Y este proceso de sufrir antes de empezar y ser feliz al terminar, ¿pasa en tu vida diaria?
Sí, mis entrenadores todas las mañanas preparan mi entrenamiento y me lo envía por mensaje de texto. Todos los días a las siete de la mañana voy a agarrar mi teléfono, veo mi entrenamiento y siempre maldigo. Es una sorpresa qué es lo que voy a hacer. Aún así desayuno, me preparo y lo hago. Tengo mis objetivos claros y para lograrlos hay que pasarla mal. Se escucha como cliché pero así es la realidad: es increíble constatar que lo que quieras lo puedes obtener. Se me hace muy impactante el darme cuenta de que pueda lograr un objetivo, por más tonto que se escuche, hay muchas cosas que son totalmente alcanzables. Cuando a mí me propusieron meterme a la Death Race, meses antes yo decía “la gente está loca, yo no puedo imaginarme ir a una competencia en la que no voy a dormir durante 48 y no voy a detenerme durante 48 horas.”

Fernando Casanova
¿Y luego, porque regresas como adicto a estas competencias?
Algo que he visto en este tipo de carreras es eso. Mucha gente que no tenia una actividad física, que no tenía una vida activa, he visto gente cómo se han vuelto muy aficionados a este tipo de actividades: les da un re-freshment, es como rejuvenecer. Una vez en California, en Malibú, vi a una señora de 73 años que hizo su tercer Spartan Race. Obviamente no fue a competir, sino a vivir la experiencia de correr. Cuando llegó a la meta, ver su rostro fue algo impactante. Después de la competencia me dijo “ya estoy muy vieja para hacer esto” y yo le dije: “no es cierto, cada vez que lo haces te haces más joven”. Eso es lo que vives al terminar.

Y estas carreras extremas, ¿afectan tu estilo de vida?
Claro. Buscas alimentarte bien para tener mejor performance, obviamente los entrenamientos te cambian. Al ser entrenador también, trabajo con más personas que me han cambiado mucho, me ha inspirado para hacer más por la gente. Me han buscado mucho para compartir este conocimiento. Tengo una cliente, una señora, quien en su primera sesión vi que no tenía nada de condición. Tenía un semblante decaído. Hoy en día es otra. Su rostro es otro, dice que no puede dejar de hacer los entrenamientos. Empezó a comer mejor obviamente, porque la alimentación va de la mano. En cuanto el aspecto mental el cambio también fue evidente: bajó su estrés, su vida es más saludable, ella es más amigable.

¿Y qué te llevó a hacer ejercicio?
Como muchos, tuve que empezar a hacer ejercicio por salud. Tenía sobrepeso y tuve un problema de corazón. Así empiezan la mayoría, porque tienen que hacerlo.

Y luego decidiste hacer más…
Sí. Además, el compartir la experiencia de una vida activa con mi familia es esencial. Me encanta que mi niño se quiera subir a una montaña y que no quiera estar pegado tres horas a una pantalla, a un iPad. Desde los tres años lo metí en su primera carrera, y su primera experiencia fue meterse al lodo. Se congeló, no sabía qué hacer, se quedó parado y yo lo impulsé a que siguiera. Después, en las siguientes tres carreras fue y se revolcó en el lodo sin problemas. Es bien importante para mí que se aviente.

¿Qué le recomiendas a los que no saben cómo cambiar su vida y mente?
Primero tienen que aprender a hacer las cosas de la forma correcta. La educación te permite moverte. Muchas veces empiezas a hacer ejercicio porque te están obligando a hacerlo, y creo que la idea de hacer ejercicio mucha gente lo relaciona con, voy a perder mucho tiempo haciéndolo. O tengo que levantarme más temprano para levantarme, prepararme ir al gimnasio y luego irme a trabajar. En realidad no necesitas más que tres metros cuadrados y activarte. Con levantarte media hora antes puedes activarte y hacer algo en casa. Muchas personas con las que trabajo no tienen la capacidad económica ni el tiempo para trasladarse un gimnasio. Con un tapete de yoga y unas mancuernas es más que suficiente. Pocos saben eso, pero al ver lo que es posible, lo hacen.

Por Alejandro Serrano

Publicado en The Red Bulletin

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