La llamada “Rodilla de corredor” o “Runner’s knee” es la lesión más común en los corredores (16% de todas las lesiones) y se manifiesta con dolor en la parte anterior o al frente de la rodilla.
Se caracteriza por un dolor alrededor o atrás de la rótula (el hueso ovalado que tenemos al frente de la rodilla). El dolor aumenta al hacer sentadillas, correr, especialmente en pendientes descendentes, bajar o subir escaleras y al estar mucho tiempo sentado.
El hacer presión sobre la rótula también produce dolor. Se presenta más comúnmente en mujeres, pero no se sabe con precisión porque. Por años hemos creído que el dolor se debe a una debilidad del quadriceps (músculo al frente del muslo, por arriba de la rodilla) lo que produce un roce o fricción anormal de la rótula con el fémur.
Recientemente se ha demostrado también que la debilidad de los músculos alrededor de la cadera como los glúteos (abductores de cadera) y rotadores externos son también responsables de este tipo de dolor. Es muy común que el dolor se presente en corredores que aumentan la intensidad o distancia en forma súbita o en nuevos corredores que no dan tiempo a que los músculos se fortalezcan y se adapten para soportar la nueva carga de trabajo.
Por lo anterior, el tratamiento se enfoca principalmente en el fortalecimiento del quadriceps, glúteos y rotadores externos. Esto se hace con rutinas de ejercicios específicos para cada grupo de músculos: ejercicios con la rodillas extendida para el quadriceps y ejercicios con elevación lateral o hacia atrás de la pierna para los glúteos, estos se hacen con bandas de resistencia o pesas y generalmente con series de 10-20 repeticiones sostenidas por 10-15 segundos.
Otras medidas son utilizar hielo al terminar de correr, ejercicios de estiramiento, el uso de rodillos y vendajes o “taping” alrededor de la rótula. Existen también bandas rotulianas o rodilleras de diversos tipos que ayudan a estabilizar la rótula y pueden producir alivio temporal.
No se debe de abusar de ellas, ya que aunque estabilizan la rótula hacen que los músculos responsables de ello, se “olviden” de hacer su trabajo y se debiliten aún más, por lo que solo deben ser utilizados por períodos cortos de tiempo.
Por supuesto que es mejor prevenir que lamentar y como ya hemos comentado en otros artículos, la mejor manera de prevenir estas lesiones es aumentar lentamente y en forma progresiva la intensidad, velocidad y distancia de los entrenamientos, no aumentar más de 10% por semana es la recomendación más aceptada.
En algunos casos el analizar la mecánica o forma de correr, utilizando una banda y una cámara de alta velocidad ayuda a detectar alteraciones y corregirlas.
Este tipo de dolor aunque no es grave, puede ser muy incómodo y difícil de erradicar, pero debemos ser pacientes y no regresar a correr antes de que se haya controlado el dolor.
Habitualmente un período de 4-6 semanas sin correr, y realizando otro tipo de actividades como ciclismo, elíptica, aquaerobics, natación y los ejercicios de fortalecimiento mencionados son suficientes para regresar a la mayoría a correr nuevamente. Cuando regrese es importante hacerlo en forma progresiva, si al correr se siente algo de molestia o rigidez, pero esta mejora o desaparece al estar corriendo, se puede continuar. Por el contrario si la molestia o dolor aumenta al correr, entonces aún no está listo para regresar.
Recuerde: Escuche a su cuerpo.
En la gran mayoría de los casos no se requiere de radiografías o estudios especiales en la valoración y manejo inicial de este problema, estos se realizan solo en los casos más resistentes al tratamiento.
Otro punto muy importante es: No se requiere cirugía y de hecho no se obtiene ningún beneficio con la cirugía en la mayoría de los casos. Solo en aquellos en los que el tratamiento continuo por más de 6 meses no sea efectivo, se deberá valorar la posibilidad de una cirugía.
Por el Dr. Aurelio Martínez para más info visita www.draurelio.com.mx
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